¿Debe regularse la entrada de los refugiados en los diferentes países?
I. INTRODUCCIÓN
Los flujos migratorios que entran en Europa solicitando asilo, huyendo de situaciones de guerra y desamparo en sus países de origen, generan un gran debate en las sociedades occidentales sobre si deben acogerse o no a los refugiados, qué número de personas debe acoger cada país y en qué condiciones.
¿La admisión de refugiados por países del llamado primer mundo es una cuestión ética o deben regularse las condiciones de la entrada?
A continuación, vamos a partir de la idea de los costes iniciales que los inmigrantes supondrán al dinero público, para evaluar si esa es la clave para responder a la pregunta inicial.
II. DESARROLLO
Desde un punto de vista ético, humano y
religioso parece obvio que los países ricos deberían acoger a todos los refugiados
que huyen de situaciones traumáticas de guerra y hambre, sin condiciones ni
límites, sin embargo, las principales causas por las que generalmente se
considera que deben regularse las condiciones de entrada de los refugiados son
las siguientes:
- Hay demasiado miedo hacia estas personas en los países del primer mundo. Parte de estos temores vienen de la creencia de que los solicitantes de asilo y los refugiados suponen un gran coste para el dinero público que todos han pagado con sus impuestos en las economías de estos países.
- El rechazo existente en los países ricos hacia otras razas y culturas a las que con frecuencia se identifica erróneamente como portadores de enfermedades, o responsables de delincuencia y/o terrorismo.
Las consecuencias son fundamentalmente que
el miedo de la población receptora a que estas personas reduzcan sus derechos
al tener que distribuir los recursos públicos escasos también entre ellos (me
refiero a viviendas, sanidad, educación y transporte), provoque el rechazo
social a admitir a los refugiados. Esto es algo que ya hemos visto en Europa, recientemente
con la acogida de los refugiados sirios que huían de la guerra se creó mucho
debate social en países como Alemania en el que la propia Canciller Angela
Merkel defendía la acogida con mucha fuerza y gran parte de la población
alemana estaba en contra.
Está claro que las grandes cifras de personas
que piden de asilo suponen muchos retos políticos y por ello el mecanismo de
distribución de solicitantes de asilo debería depender más de consideraciones
políticas y diplomáticas que de preocupaciones económicas.
III. CONCLUSIÓN
Este tema me recuerda al libro que leímos hace dos años en inglés: "A long walk to water", que se basa en la historia real de un niño llamado Salva. La vida de Salva es una tragedia. Separado de su familia por la guerra y obligado a viajar andando cientos de Kilómetros sobrevive al hambre, los ataques de animales y las enfermedades. Finalmente es acogido en Estados Unidos, donde lleva una vida feliz.
Según Aristóteles, “El sentido de la vista es el más usado para razonar, debido a que nos da a conocer los objetos, y nos descubre entre ellos un gran número de diferencia”. Pero la vista hace que nos fiemos de las apariencias de las personas, y nos olvidemos de lo más importante, como el interior de estas. Con esto quiero decir que los refugiados, parecen malas personas que van a comer actos de delincuencia o terrorismo. Pero la mayoría de las veces, esto no ocurre, e incluso pasa todo lo contrario. Es decir, son personas que huyen de estos malos actos y que quieren cambiar su vida por completo, quieren olvidar sus situaciones traumáticas y la mayoría de los países se lo prohíbe. Pero, por otra parte, esta gente supondría muchos gastos económicos. Por lo tanto, no es fácil decidir qué hacer con estas personas.
Según Aristóteles, “El sentido de la vista es el más usado para razonar, debido a que nos da a conocer los objetos, y nos descubre entre ellos un gran número de diferencia”. Pero la vista hace que nos fiemos de las apariencias de las personas, y nos olvidemos de lo más importante, como el interior de estas. Con esto quiero decir que los refugiados, parecen malas personas que van a comer actos de delincuencia o terrorismo. Pero la mayoría de las veces, esto no ocurre, e incluso pasa todo lo contrario. Es decir, son personas que huyen de estos malos actos y que quieren cambiar su vida por completo, quieren olvidar sus situaciones traumáticas y la mayoría de los países se lo prohíbe. Pero, por otra parte, esta gente supondría muchos gastos económicos. Por lo tanto, no es fácil decidir qué hacer con estas personas.
Este parece en principio un problema
ético de fácil solución. La humanidad nos dice que debemos socorrer al más
débil y las personas que piden asilo huyen de situaciones terribles en las que
sus vidas están en peligro. La lógica nos dice por ello que deberíamos abrir
nuestras puertas a todos, pero la solución no es tan sencilla como parece.
Los países tienen unas fronteras definidas
y unos recursos finitos. Hay mucha desigualdad económica en el mundo por lo que
si se abren las fronteras sin control podría producirse un efecto en el que
millones de personas del tercer mundo buscasen asilo en países más ricos y eso
llevaría a estos países a la pérdida del bienestar social de sus ciudadanos lo
que seguramente provocaría rechazo social y conflictos.
Por eso pienso que deben regularse las
condiciones de acogida de manera que deben fijarse primero unas reglas para la
acogida, por ejemplo, deben ser personas en peligro de muerte por un conflicto
bélico en sus países de origen. Por otra parte, deben fijarse cifras o porcentajes
de reparto de lo que cada país debe acoger en función de sus recursos
disponibles, ya que no sería justo exigir lo mismo a países más grandes y ricos
que a países más pequeños y menos desarrollados.